19 de octubre de 2005

Un cigarrillo por la tarde

Desde hace tiempo traía la meta personal de forjar un cigarrillo decente para impresionarme a mi y a mis leales y viciosos amigos. El proceso en sí no es complicado, bastan varios ensayos para lograr el producto esperado. Así que practique en repetidas ocasiones con tabaco viejo y algunos trozos de papel.

Luego de un rato de ameno entrenamiento escuche el timbre de la puerta. Kenta estaba de pie y preparándose para salir al encuentro de un camarada. Escuché que abrió la puerta; una voz de mujer; un diálogo en murmullos.

Después, en lo que parecía ser su despedida llega hasta mi puerta para decirme

–Es la del INEGI, échate tú ése desmadre, va?-

-Sí güey, a huevo…

Fue sólo un momento o varios, pero pequeños. Era alguien normal, agradable para ser un extraño. Que trabajo tan pesado; ser amigable, sonreír. Menuda putada. Aún así era una desconocida agradable y ya que dentro de poco se me ira olvidando su rostro me gustaría que al igual que el de muchas otras personas forme parte de las cosas que espero ir olvidando.
Me pregunto una serie de cosas personales y bastante generales sobre la gente, la casa y servicios en ella. Luego hizo a Kenta las mismas preguntas.

-Bueno, es todo. - Dijo rompiendo el silencio del lápiz deslizándose sobre el papel de sus cuestionarios verdes. Su voz se escucho suave, como un ruido nuevo. Me levante para acompañarla hasta la puerta. Kenta nos seguía de cerca.

Abrí, le di las gracias. Ella se dio la vuelta primero, iba al siguiente piso. Y eso será todo lo que pueda olvidar.
Cuando ella se fue, Kenta todavía estaba allí.

Momentos...

Onanismo
Mis manos parecen estar vivas ignoro por qué pueden moverse así, tal vez sea para acordarme de ti.

Saludo
Le di la mano, pude haberlo evitado, pero perdí tiempo pensando que minutos antes me había masturbado y cuando me di cuanta ya había pasado… Pero eso, le pasa a cualquier persona.