29 de diciembre de 2011

Desde chico me decían que un hombre al llegar a los treinta ya debe tener un patrimonio. Haber hecho algo porque sino ya no hizo nada.
Yo ya tengo treinta y no he hecho nada.
Todo mi patrimonio cabe en una mochila.
He desperdiciado mi juventud en empleos sin futuro porque no había otros.
Ya mi tiempo ha pasado
Me han rebasado los años sin darme cuenta.
Cuando tenía dieciocho pesaba: Ah! Todavía falta.
A los veinte me dije: aún es tiempo…
A los veinticinco me dijeron que apenas empezaba la vida y no es cierto.
Se me pasan los días sin hacer nada.
No pasa nada, nada es como lo soñé, como esperaba que fuera.
¡Brillen! – Nos decían de chicos.
Pero yo nunca he sido de esos. Aunque a veces uno sueñe con ser el Alfa, el héroe, el hombre de éxito, el triunfante.
Yo nunca brillaré, simplemente porque así está escrito.
Que nadie le diga a mi madre porque mi verdad le dolería.
Yo quiero pensar que los que brillan, los que triunfan, son miserables todos ellos.
Yo nunca he brillado y tampoco quiero ser como los que brillan. Condenados al éxito, temerosos al fracaso.
Tampoco quiero ser como esos escritores brillantes que murieron sin tener mujer o hijos.
Yo prefiero tener un hijo que se alegre al verme todas las tardes y que con su sonrisa me haga sentirme vivo.
Soy un obrero, un trabajador común con esposa e hijos. ¿Qué más quiero? Es completamente normal ponerse triste y desear otras cosas.
A veces envidio a los grandes, su genio, su legado pero tampoco me interesa su gloria, menos estando muerto.
No quiero que me crean triste.
Es sólo que a veces estoy tan enojado por lo que soy.
Pero lo que más odio es no poder huir de mi mismo.
No tengo sueño. Me he quedado despierto queriendo aprovechar el silencio, la soledad. Ese silencio que se rompe rápidamente que cuido como si fuera algo muy delicado. Tengo miedo de morirme sin decir nada, sin darme cuenta y seguir soñando.
Cuando es de noche siempre quiero aprovechar el tiempo pero no se me ocurre nada.
Quiero escribir pero no sé qué decir.
Se me ha ido el tiempo, las ganas de todo.
No entiendo nada, me acedia el tedio, las ideas que no cuajan.
Se me escapan las imágenes, los versos incompletos.
No soy escritor. Me hubiera gustado serlo y construir grandes estrofas.
Ser el autor de una gran obra.
Pero sólo tengo este cuaderno lleno de incoherencias,
de voces que no son mías, de recuerdos inventados, de mentiras.
Si yo quisiera hacer una fiesta
sólo necesitaría dos sillas
y a lo mejor no vendría nadie. 
Estamos bien así, sin hablarnos.
Y es que a mi sólo me gusta mirarte sin que me veas,
encontrarme de vez en cuando con tu sonrisa,
con esos ojos en que imagino imposibles.

A veces me gusta pensarnos juntos y
en cómo sería mirarnos.

Por eso me gustas,
porque no te conozco,
porque nunca estaremos juntos,
porque jamás nos aburriremos el uno del otro,
porque no sé nada de ti;
ni de tus gustos o tus enfermedades
y tampoco me interesa.
Eres sólo un pretexto para sentirme solo,
algo muy bonito que veo de vez en cuando.
Por eso no quiero hablarte.
Porque conocerte rompería el encanto.
Así que mejor,
antes de hacernos daño
he de empezar a ignorarte,
sin que te des cuenta.

23 de diciembre de 2011

The Plague Dogs (1982)

I hope you make sure we're properly dead before you start old rip-beak!

Esta frase fue la primera que escuché de la película como Sample al principio de “Testure” de Skinny Puppy. Tiempo después gracias a un buen amigo vi la película y esta se convirtió en una de mis favoritas por muchas razones, entre ellas la originalidad de la historia, la sensibilidad y verdades en voces de los personajes y la calidad de la animación.

The Plague Dogs es la historia de Rowf y Snitter, dos perros que logran escapar de un laboratorio en donde se realizan diversos y crueles experimentos con animales. Absurdas practicas que van desde conocer su resistencia física o su reacción a intervenciones quirúrgicas.

Se trata de dos victimas de la modernidad y de la obsesión del hombre por la ciencia, su indiferencia y desprecio hacía otras formas de vida sin importar los traumas y el daño que otros puedan sufrir.

Un descuido brinda la oportunidad a estos dos perros de escapar de una muerte horrible y juntos deciden buscar un lugar lejos del hombre en donde tener una vida digna. Desorientados, confundidos y hambrientos viven una aventura que los llevará a conocer aún más de lo que son capaces los humanos.

Ambos sueñan con tener vivir en paz, con quizá encontrar un amo cariñoso. Estos son algunos de los motivos que los animan a resistir hambre, a padecer las inclemencias del tiempo y a soportar una agotadora persecución.

Se trata de una historia conmovedora que da un enfoque interesante al tema de la experimentación con animales y a la crueldad e impunidad con la que estos son tratados.

Una película de Martín Rosen, basada en una novela de Richard Adams que sin duda vale la pena ver aunque sea una vez.

Imdb:

The Plague Dogs Trailer

Skinny Puppy - Testure [Official Music Video]












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